«Hoy volví a escuchar “trabajar aunque sea limpiando culos”, y no es ni la primera ni la octava vez que lo escucho. Y siento la necesidad de reivindicar mi trabajo y de gritar al mundo lo orgullosa que estoy de él. Sí señores y señoras, orgullosa de limpiar culos, cortar uñas, lavar cabezas, vestir, duchar, alimentar y cuidar a personas , si si PERSONAS, que no pueden hacerlo por si mismas. Pero vamos a resumirlo en “limpiar culos”.
Ya estoy un poquito harta de las connotaciones negativas de esta expresión que va íntimamente ligada a mi profesión. Está claro que no todos valemos para todo. Yo, por ejemplo, no podría trabajar en algo que me exigiese mentir, como un político o algo por el estilo. Y, sin embargo, esa es una profesión muy valorada, por el contrario enfrentarte a la mía es como lo último de lo último.
Pues yo os digo a vosotros/as usuarios de Facebook e Instagram, que en vuestra inmensa mayoría nunca habéis necesitado que nadie os “limpie el culo” que: ojalá nunca necesitéis que alguien os lo haga. Pero si llegado el momento eso fuera necesario, o yo cualquiera de mis compañeras, que son unas profesionales como la copa de un pino, estaremos dispuestas a ayudarte y de hacer que tengas la mejor calidad de vida posible, y siempre con buen humor.
Ahora vosotros/as decidid cuál es el trabajo realmente importante para las personas como vosotros o como yo. Compartid este texto o no lo hagáis si no os fluye, pero por favor, no utilicéis la expresión “limpiar culos” con desprecio, porque tal vez un día alguien tenga que hacerlo por vosotros y creedme que os vais a sentir agradecidos. Firmado: Una limpiaculos».
Texto original de Rebeca Vic (Rebeca Vicente Carranza).