Ayer “se filtra” en prensa que Yolanda Díaz había ofrecido a Podemos que Nacho Álvarez ocupase un ministerio en el próximo Gobierno de coalición.
Sumar instaba a la formación morada a firmar un acuerdo de Gobierno que recogiese el “cese de los ataques públicos” y “el compromiso de ir en coalición en todas las elecciones” a cambio de este ministerio.
Minutos después se pronunciaba la secretaria general de Podemos, Ione Belarra:
«La formación de gobierno es algo muy serio. De ello dependen las posibilidades de transformación de nuestro país y frenar la ofensiva reaccionaria. En el bloque democrático nos necesitamos todas las unas a las otras, sin vetos.
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz han filtrado la noticia a la vez que nos la comunicaban, lo cual parece más una estrategia mediática para justificar que nos echan del gobierno que una propuesta para gobernar en coalición.
Como el resto de formaciones políticas, empezando por el PSOE, los/as ministros/as de Podemos los elige Podemos. Podemos sigue pensando que lo mejor que puede aportar al Gobierno de Coalición es profundizar las transformaciones feministas al frente del Ministerio de Igualdad.
Podemos asegura que la propuesta pública de Yolanda Díaz para nombrar a Nacho Álvarez como ministro ha sido impuesta desde Sumar, cuya condición para este nombramiento era que la formación dirigida por Ione Belarra se comprometa a “cesar los ataques públicos e insultos a miembros de la coalición, incluida Yolanda Díaz».
Ante esta situación, Nacho Álvarez rechaza ser ministro y abandona Podemos y asegura que volverá a trabajar como profesor de Economía en la Universidad Autónoma de Madrid.
«Es evidente que la dirección del partido ha perdido la confianza que depositó en mí cuando me nombró miembro de la Ejecutiva del partido (…) Considero que lo más honesto es dar un paso al lado y dimitir de mis cargos en el partido, dejando tanto la Secretaría de Economía como el Consejo Ciudadano Estatal y la Ejecutiva (…) Agradezco mucho la confianza que Yolanda Díaz ha puesto en mí pero yo no voy a aceptar ser ministro del próximo gobierno si la dirección de mi partido no lo comparte ni lo aprueba. En mi cultura política no es concebible aceptar un cargo institucional al margen de la organización de la que uno forma parte», escribía Álvarez en una carta a la militancia difundida en sus redes sociales.
La secretaria general de Podemos, Belarra, reaccionaba también ante esta noticia:
«Me produce una enorme tristeza esta noticia. Gracias, Nacho Álvarez, por todos estos años en los que he tenido la oportunidad de comprobar tu valía profesional y personal. Podemos no se merece estas estratagemas que ponen a nuestra gente a los pies de los caballos».
Pablo Echenique, exportavoz de Unidas Podemos en el Congreso, se pronunciaba sobre lo ocurrido a través de Twitter:
«Yo he participado en dos negociaciones de Gobierno. Permitidme que os describa el movimiento que acaba de hacer Yolanda Díaz —obviamente, en colaboración con Pedro Sánchez— en base a mi humilde experiencia. ⬇
En la primera negociación, en el verano de 2019, el PSOE nos vetaba nombres, quería elegir por nosotros a las personas de Podemos que serían ministras —imagínate que le decimos a Sánchez que García Page y Lambán tienen que ser ministros de la cuota PSOE porque así lo dice Ione Belarra—, filtraba las cosas a los medios de comunicación antes de proponérnoslas o 15 segundos después y, en general, utilizaba todo tipo de tácticas sucias para embarrar la negociación, para provocarnos y para intentar que los que nos levantásemos de la mesa fuéramos nosotros. ¿Y por qué hacía esto? Muy fácil, porque no quería ningún acuerdo. Quería o bien dejarnos fuera (pero que pareciera que la decisión la habíamos tomado nosotros) o bien repetir las elecciones y cruzar los dedos para ver si propulsando a Errejón con sus cañones de la progresía mediática nos quitaba los suficientes votos como para hacernos tragar a la siguiente vez. Cuando tú quieres alcanzar un acuerdo, la primera regla, fundamental, es no intentar humillar de forma autoritaria a tu presunto socio. Cuando tú haces todo lo que hacía el PSOE con Podemos en la negociación fake de verano de 2019, se nota a la legua que lo que quieres es que todo vuele por los aires pero, al mismo tiempo, intentar construir el relato mediático de que la culpa la tiene el otro.
¿Y por qué estoy tan seguro de esto? Porque, después de las elecciones del 10 de noviembre de 2019, se abrió otra negociación con el PSOE que fue completamente distinta. Ahora ya no vetaban a nadie. Ahora ya no pretendían elegir a los ministros de Podemos. Ahora ya no hacían filtraciones malintencionadas a la prensa, sino que nos enviaban propuestas serias por privado. Ahora ya no actuaban de forma autoritaria en la mesa de negociación. Porque, después de la repetición electoral, ya no querían fabricar un relato falso sobre la culpabilidad de Podemos en la ruptura sino que querían un acuerdo de verdad.
Comparando esas dos negociaciones es muy fácil de entender lo que significa la filtración de Yolanda Díaz respecto de Nacho Álvarez a sus medios de comunicación de confianza 15 segundos después de proponérselo a Podemos (por supuesto, avalada por Pedro Sánchez, ya que es él el que nombra a los ministros). Para cualquiera que se fije en lo que pasó en 2019 es muy fácil de comprender qué voluntad hay detrás de la filtración de la propuesta de que los morados se tienen que tragar los vetos con patatas, que son Sánchez y Díaz los que eligen de forma autoritaria a las personas de la supuesta cuota fake de Podemos, y que encima los de Belarra se tienen que callar en el Parlamento, votar a favor de todo lo que venga del Gobierno aunque sea de derechas y disolverse en Sumar en todas las citas electorales de la próxima década».
Podemos ha rechazado disolverse en Sumar y, «si sus dirigentes salen del Gobierno, se sentirá con las manos libres para marcar perfil propio en el Congreso con opción de presentarse por separado en las elecciones europeas de 2024».
El portavoz de Esquerra Republicana en el Congreso, Gabriel Rufián, ha expresado su deseo de que Podemos y ERC, junto con Bildu y el BNG, puedan trabajar juntos para presionar a PSOE con el objetivo y fin de que cumpla sus acuerdos.
No obstante, ha recalcado que con ello no está planteando una coalición electoral con vistas a las europeas de 2024.